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Barrio de los Austrias: señorial y castizoPalacios, casas señoriales, calles medievales, magníficas plazas y mercados, iglesias, tabernas, mesones... Un paseo por la Puerta del Sol, Palacio Real, La Almudena, Plaza Mayor, El Rastro...Dicen que hay tantos Madrid como madrileños. Una metrópoli con más de mil años de antigüedad y más de tres millones de habitantes abarca una gran riqueza monumental, cultural y de ocio. Existe el Madrid de los Museos (El Prado, Reina Sofía, Thyssen Bornemisza…) a lo largo de la Castellana, Paseo del Prado y Atocha; el Madrid de las comprasen el Barrio de Salamanca, Calle de Fuencarral y la zona centro; el Madrid de los Parques (Retiro, Casa de Campo, Real Jardín Botánico, Campo del Moro, Parque del Oeste, Jardines de Sabatini...); el Madrid moderno del norte de la Castellana con enormes rascacielos; el Madrid Gastronómico, el Madrid de Noche, el Madrid Monumental... Descubriremos el Madrid que más me fascina para pasear, el del Barrio de los Austrias, que aglutina un poco de todo ello: bellas calles y plazas, monumentos, magníficas tabernas, restaurantes y también lugares para disfrutar de la noche. No soy gato (es decir, de padres madrileños) ni natural de la Villa y Corte, pero sí soy callejero y he recorrido sus rincones durante más de 30 años. Antes de iniciar la visita es importante elegir bien el lugar de descanso, ya que en Madrid las distancias son amplias y conviene optar por un lugar cercano a donde nos vayamos a mover. Una buena y económica elección son los Apartamentos en Madrid con Gowithoh.es. Puedes consultar otras opciones en nuestra Guía Práctica. El Barrio de los Austrias se corresponde con el primitivo trazado medieval de la ciudad y a la expansión posterior que tuvo durante el reinado de la Casa de Austria (desde Carlos I que reinó de 1516 a 1556, hasta Carlos II -de 1665 a 1700-) al ser designada capital de la corte en 1561 por Felipe II. Puerta del SolNada mejor que iniciar el paseo en el punto kilométrico Cero del país, en la Puerta del Sol, debajo del Reloj de torre que cada 31 de diciembre da las 12 campanadas con las que recibimos los madrileños y muchos españoles al nuevo año. El Reloj -donado en el siglo XIX por José Rodríguez de Losada- está situado en lo alto de la antigua Real Casa de Correos, hoy sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Se trata del edificio más antiguo de la Puerta del Sol, proyectado en 1768 por el arquitecto francés Jaime Marquet. En tiempos de los Austrias la Puerta del Sol era ya el principal punto de encuentro de la ciudad, aunque sólo se trataba de Continuo por la calle del Arenal abajo, en busca del Teatro y Palacio Real. Hasta el siglo XV la calle era el cauce de un arrollo que desembocaba en la actual Plaza de Isabel II y con los Austrias empezó a cobrar relevancia al construirse en ella diferentes palacios. Construcciones que se sucedieron con los siglos, aunque a nuestros días el único que ha llegado es el Palacio del Marqués de Gaviria, de 1847, de estilo italiano renacentista, y que se encuentra en el primer tramo de la calle. Actualmente sus salones son escenario de clases de baile, exposiciones, eventos y una discoteca. Allí he asistido a varios conciertos (ver noche). Varias decenas de metros calle abajo se encuentra otro de los grandes templos de la movida nocturna madrileña, la discoteca Joy Eslava, que ocupa el lugar del antiguo Teatro Eslava donde desde su inauguración en 1870 se presentaron las mejores revistas y zarzuelas. Camino entre un intenso tráfico humano que va de paso o busca los muchos comercios y cafeterías, hasta encontrarme, a mitad de la calle, con la Iglesia de San Ginés, del siglo XIV, aunque tras numerosas reformas de la original apenas si conserva su esbelta y bella torre mudejar. En esta iglesia fue bautizado Francisco de Quevedo y contrajo matrimonio Félix Lope de Vega, como atestigua una placa de mármol a su entrada. Junto a ella encuentro el histórico y castizo Pasadizo de San Ginés, con su vieja librería al aire libre y, más adentro, la famosa Chocolatería de San Ginés, en la que tantas noches se rematan fiestas con un chocolate con churros. De vez en cuando vuelvo a ella para reencontrarme con sus dulces sabores. A la derecha, ascendiendo, se encuentra la cercana Plaza de San Martín y el Monasterio de las Descalzas Reales, de 1559, en el que destaca su iglesia de una sola nave con bóveda de cañón, la escalera principal de sus dependencias y una espléndida colección de arte con más de 10.000 obras que puede ser visitada. Distintas casas palaciegas, hoy desaparecidas, abrazaban el perímetro de la Plaza en época de los Austrias y, de hecho, la construcción del Monasterio fue una iniciativa de Juana de Austria, hija del emperador Carlos. Teatro y Palacio RealRegreso a la calle del Arenal para acceder a la Plaza de Isabel II, popularmente conocida por Opera al encontrarse allí el Teatro Real. En época de los Austrias el lugar era un profundo barranco conocido como Barranco de las Hontanillas por la existencia de aguas subterráneas y superficiales (hontanillas). Fue Isabel II quien dio a la Plaza su aspecto actual dentro de las obras de construcción del Teatro Real, edificio neoclásico que fue inaugurado el 10 de octubre de 1850, fecha que coincidía con su cumpleaños. En el centro de la plaza una escultura de José Piquer y Duart recuerda a Isabel II. Hoy la Plaza es uno de los lugares más turísticos, bulliciosos y transitados de Madrid por encontrarse rodeada de cafeterías, restaurantes, bares, discotecas y otros lugares de ocio. Por la calle de Vergara llego a la Plaza de Oriente y al Palacio Real. El Palacio Real, de estilo barroco clasicista, fue construido sobre el solar que ocupó el Real Alcázar, que fue residencia de los reyes españoles hasta ser arrasado por un incendio en 1734. Cuatro años más tarde comenzó a construirse el actual Palacio bajo las directrices de los arquitectos Filippo Juvara y Juan Bautista Sachetti. En este lugar estuvo el núcleo donde se fundó Madrid y junto a él se construyeron las murallas cristiana y árabe que protegían la ciudad, y de las que aún quedan pequeños restos junto a la Catedral de la Almudenay la Ronda de Segovia. Hoy el Palacio ya no es residencia real pero sí es utilizado para ceremonias de Estado (el 22 de mayo de 2004 se celebró en sus salones el banquete nupcial de la boda entre el Príncipe Felipe de Borbón y Leticia Ortiz, tras casarse en la cercana Catedral de La Almudena). En su interior destaca el Salón del Trono, que se conserva intacto desde el reinado de Carlos III; la bóveda fue pintada al fresco por Tiépolo, que la concluyó en 1766, y el mobiliario de talla dorada y el bordado de la colgadura de terciopelo fueron realizados en Nápoles. Los enormes espejos son de la Real Fábrica de La Granja y las arañas de cristal de roca fueron adquiridas en 1780 en Venecia. La Real Armería está considerada como una de las colecciones más importantes de su género al conservar armas y armaduras pertenecientes a los reyes de España desde el siglo XIII. El horario de visita al Palacio es de lunes a domingo a partir de las 10 de la mañana. Plaza de OrienteFrente a su espectacular fachada Este discurre la calle Bailén, hoy peatonal en este tramo tras la construcción de un túnel y aparcamiento subterráneo realizados en la última remodelación de 1996 de la Plaza de Oriente. Al Oeste del Palacio se encuentran los jardines del Campo del Moro y al norte los Jardines de Sabatini que en veranoson escenario de actividades culturales al aire libre y bellísimo lugar de paseo para enamorados y diletantes en cualquier época del año. La estatua de Felipe IV que se encuentra en el centro de la Plaza de Oriente, obra del escultor italiano Pietro Tacca, es el único monumento de tiempos de los Austrias que se conserva en la zona, puesto que la serie de veinte esculturas de los reyes godos situadas a ambos lados de la Plaza, fueron realizadas entre 1750 y 1753 durante el reinado de Fernando VI, y su función original era la de adornar la balaustrada superior del Palacio Real, pero fueron tantas las realizadas que las sobrantes ocuparon distintos lugares en Madrid y otras ciudades. Los dos jardines laterales de la Plaza también poseen dos monumentos escultóricos, estos más recientes y dedicados a dos héroes militares de la guerra con Marruecos: uno al cabo Luis Noval realizado por el gran Mariano Benlliure y otro al capitán Ángel Melgar, obra de Julio González Pola, que se encuentra en los llamados Jardines de Lepanto. Diferentes cafés abren sus terrazas a la Plaza de Oriente, destacando por su elegancia y antigüedad el Café de Oriente. Subiendo por el lateral izquierdo del café llegamos a la bellísima e histórica Plaza de Ramales donde en tiempos estuvo la iglesia medieval de San Juan Bautista, hoy desaparecida, en la que fue enterrado el genial pintor Diego Velázquez, y donde se cree que siguen aún sus restos, como recuerda una columna en el centro de la plaza. Dos bellas casas palaciegas embellecen aún más el lugar. Catedral de la Almudena y San Francisco el GrandeCamino ahora hacia la cercana Plaza de Armas con su amplia explanada y frente a la cual se encuentra la fachada de la Catedral de la Almudena, sede episcopal de la diócesis de Madrid, consagrada por Juan Pablo II en 1993. Realizada durante los siglos XIX y XX combina los estilos neoclásico de su exterior, neogótico en su interior y neo románico en la cripta. Se cree que en este lugar existió una mezquita hasta que con la conquista cristiana de Madrid en el siglo XI se transformara en iglesia. Cruzo el viaducto que salva el barranco de la calle Segovia y llegamos a la Basílica de San Francisco el Grande, en la plaza de San Francisco, uno de los edificios religiosos más importantes de Madrid, destacando su espléndida y altísima cúpula de bellas vidrieras y frescos, y su excelente pinacoteca que reúne cuadros de maestros españoles de los siglos XVII al XIX como Zurbarán o Goya. La basílica forma parte del convento franciscano de Jesús y María del siglo XIII, aunque fue construida cinco siglos más tarde en estilo neoclásico. En 1980 fue declarada Monumento Nacional. Siguiendo la Gran Vía de San Francisco, que parte de aquí, se llega hasta la Puerta de Toledo, pero mis pasos me llevan ahora por la Carrera de San Francisco, frente a la basílica, hasta la Plaza de Puerta de Moros, la Plaza de la Cebada y El Rastro. Es domingo y aprovecho para visitar el popular mercadillo de la Plaza de Cascorro. La Plaza de Moros se llama así porque aquí existía una puerta que daba acceso al barrio de la Morería en época medieval. Hoy es un animado panal de bares y cafeterías donde van a libar y trasegar vino y cerveza los madrileños, sobre todo en días de asueto. En el gran ensanche que forma confluyen otras tres plazas: la de los Carros, la de San Andrés y la del Humilladero, y a unos metros la Plaza de la Cebada con su enorme y renovado mercado, que no sólo cumple su función de mercado de abastos sino que también es punto de encuentro para tomar el aperitivo. En la plaza de los Carros se encuentra la Capilla de San Isidro, que forma parte del complejo parroquial de San Andrés. Al lado se encuentra la casa palacio de los Condes de Paredes de Nava o casa de San Isidro, sede del Museo de los Orígenes, donde según la tradición vivió San Isidro y se encuentra el pozo donde tuvo lugar uno de los milagros que se le atribuyen. Nos encontramos en el popular barrio de La Latina y antes de adentrarme en El Rastro, hago una pausa para tomar otra cerveza en El Viajero, frente al Mercado de la Cebada. El Rastro y la Plaza MayorFrente al Mercado de la Cebada está el popular Teatro de La Latina y continuando en línea recta llego a la Ribera de Curtidores. Un garbeo por el Rastro es obligado aunque cada vez sea más difícil encontrar chollos o antigüedades de valor, pero sí puedes hallar ropa y cachivaches múltiples a buen precio. Lo mejor es el ambiente alegre y festivo que se respira y la gran animación de los bares llenos de turistas y parroquianos. Quizá no encuentres lo que buscas, pero encontrarás algo. Dejo el templo y continuo por la calle de Toledo hasta pasar por el llamado Portal de Cofreros (un conjunto de viviendas con soportales adintelados) y atravesar el arco que la comunica con la Plaza Mayor. La Plaza Mayores uno de los proyectos urbanísticos más representativos del Madrid de los Austrias. Aquí se encontraba la antigua Plaza del Arrabal donde tenían lugar los mercados más importantes de la villa y desde ella partían los caminos de Toledo y del Santuario de Nuestra Señora de Atocha. Aunque Felipe II encargó a Juan de Herrera la primera ordenación del lugar, el gran impulsor de la Plaza Mayor fue Felipe III que deseaba crear un espacio cortesano que fuera escenario de los principales actos públicos. A lo largo de los años sufrió distintos incendios y su aspecto actual se debe a la remodelación realizada por el arquitecto Juan de Villanueva tras el fuego acaecido en 1790. Posee una planta rectangular de 129 por 94 metros, está porticada en todos sus lados y en el centro se sitúa la estatua ecuestre de Felipe III. Villanueva redujo el número de las plantas de los edificios de cinco a tres (tomando como referencia los pisos del edificio más destacado que es la Casa de la Panadería) y cerró con arcos los nueve accesos a la Plaza, destacando el Arco de Cuchilleros que la comunica con la Cava de San Miguel y la calle de Cuchilleros. A lo largo de los soportales han ido asentándose comercios y restaurantes convirtiéndola en uno de los enclaves más visitados de la ciudad, y continúa siendo escenario de diferentes actos públicos. Aquí se celebran conciertos de música, desfiles, fiestas populares y mercadillos, como el tradicional de Navidad que todos los años llena la plaza de casetas con figuras de belenes, artículos de broma... y marca el inicio del ambiente navideño. Alrededor de ella encontrarás mesones y restaurantes, como los de la Cava de San Miguel, la Cava Baja y la Cava Alta, mercados como el bellamente renovado de San Miguel, que a su aspecto comercial une el ocio y la cultura, tiendas que ofrecen todo tipo de artículos, pastelerías, librerías, artistas callejeros que vienen y van... Es el Madrid de ayer, hoy y siempre. Finalizo mi recorrido en Botín, el restaurante del número 17 de la calle de Cuchilleros, dando cuenta de un excelente asado de cordero. Después, si el cuerpo lo pide, pasearé por la calle Mayor, la Plaza de la Villa, la Plaza de Puerta Cerrada... el cielo puede esperar. |