Andaluza y señorial
Un día de paseo por calles y palacios cargados de historia
Camino de Sevilla me detengo en Carmona, histórica población andaluza que he visitado en varias ocasiones aunque de paso y con prisas. Siempre me decía que la ciudad merecía una visita más larga y pausada, y por fin he encontrado el día para pasearla y descubrirla como se merece. Sus calles, monumentos y gastronomía invitan a recorrerlos y saborearlos despacito, disfrutando de cada rincón, cada olor y cada sabor. El tiempo aquí lo marcan los relojes de sus iglesias y la historia de sus piedras, acostumbrados al paso de los siglos.
Situada a 100 km de Córdoba y sólo 30 km de Sevilla, Carmona es uno de esos bellos y pequeños rincones que sin embargo cuentan con un gran abolengo histórico y riqueza arquitectónica, atesorados a lo largo de siglos de protagonismo. Sus orígenes se remontan al Neolítico y fue un enclave de gran importancia durante la época romana -como atestiguan numerosos restos-, musulmana -llegó a ser capital de uno de los reinos de Taifas en el siglo XI- y cristiana -tuvo gran importancia en la toma de Granada-. Los romanos la llamaron Carmo, los árabes Qarmuna y los cristianos Carmona. De estas civilizaciones guarda la ciudad el trazado urbano, plazas y las estrechas calles con palacios medievales, casas encaladas en blanco y conventos e iglesias que elevan sus fachadas y torres sobre antiguas mezquitas. La fertilidad de la zona y la fácil defensa del cabezo sobre el que se asienta la ciudad, la convirtieron en una población importante en las diferentes épocas. Por ella pasaba la Vía Augusta y hoy día lo hacen la A-462 que une la localidad con Brenes, la A-457 para llegar a Lora del Río, la A-380 para ir a Marchena, así como la A-398 para enlazar con El Viso del Alcor. Y se encuentra junto a la A-4, entre Córdoba y Sevilla (provincia a la que pertenece).
Los casi 29.000 habitantes actuales de Carmona viven en Los Alcores, una gran parte elevada por un cerro del resto del paisaje conocido como La Vega. Miguel de Cervantes vivió dos meses en Carmona. Fue en 1590 en calidad de Comisario de provisiones de la Armada Invencible, como recuerda una lápida en la antigua Casa del Cabildo. Antes, en octubre de 1478, los Reyes Católicos pasaron 10 días en Carmona y posteriormente residieron en el Alcázar de camino a Granada para su reconquista.
Puerta de Córdoba

Entro en la ciudad al caer la tarde por la bimilenaria Puerta de Córdoba, espléndida obra romana situada a la salida de la Vía Augusta en dirección a Córdoba. Construida entre fines del siglo I a.C. y principios del siglo I d.C. originariamente contaba con tres arcos abiertos, los laterales (hoy cegados) para la población y el central y más amplio para los carruajes, flanqueada por dos torreones octogonales. Puede visitarse previa cita (Tel. +34 954 140 128).
Asciendo por empinadas y estrechas calles en busca del centro histórico y de la Plaza de San Fernando, donde se encuentra La Posada de San Fernando en la que haré noche. En esta plaza cuadrada confluían las dos principales calles en época romana y acogió el foro y el centro administrativo y comercial. Bellas casas de diferentes estilos y épocas, con algunas fachadas de ladrillo visto, hermosos arcos, miradores e incluso azulejos la rodean ofreciendo un aire andaluz ecléctico. Las tres construcciones más antiguas, pertenecientes al siglo XVI, se encuentran en el lado oeste: la Antigua Audiencia, el Convento de Madre de Dios y una casa de estilo mudéjar decorada con azulejos de Cuenca.
 
Entrar en La Posada de SanFernando (Plaza San Fernando, 6. Tel. +34 954 14 14 08. www.posadasanfernando.com) es como viajar a un pasado lejano y mágico. La Posada, del s. XIV, se asienta sobre las huellas romanas y árabes y sus 18 habitaciones, recreadas en épocas pasadas, conservan un aire familiar sin renunciar al confort de la calefacción y el aire acondicionado, baño, conexión inalámbrica a internet y una adecuada insonorización para descansar sin ruidos. Las macetas y plantas, así como sus muros y decoración de rejas y vasijas de barro completan este idílico lugar que si reservas con tiempo y por internet no es caro considerando el encanto y la comodidad del lugar.Tras realizar el check in salgo a la Plaza y aprovecho para hacer una parada en el Bar Plaza (C/ José Ramón de Oya, 4, Esq. Pza San Fernando), castizo restaurante y bar de tapas donde doy cuenta de un delicioso salmorejo y de un plato de rabo de toro, ambas especialidades de la zona. Luego doy un paseo por las callejuelas de los alrededores alumbradas por bellas farolas que ofrecen la luminosidad justa y necesaria para ofrecer un aspecto mágico que se acentúa con ese silencio que sólo se puede encontrar en las pequeñas poblaciones.
Desayuno en la Plaza del Mercado

A la mañana siguiente continuo mi paseo por Carmona. Desayuno un café con leche y churros en uno de los pequeños puestos con terraza de la cercana Plaza del Mercado de Abastos. Sentado en una mesa disfruto del sol de la mañana mientras contemplo la plaza rectangular construída sobre el solar del convento de Santa Catalina tras la Desamortización de Mendizábal. Diseñada según el modelo de las plazas castellanas, está rodeada de galerías porticadas que se sustentan sobre arcos de medio punto apoyados en columnas y encalados en blanco. Los puestos se suceden a lo largo de sus cuatro lados que se alzan un solo piso. Los días de mercado las mercancías y los compradores van de un lado para otro en un continuo y alegre trasiego de verduras, hortalizas... que servirán de materia prima para elaborar platos de la cocina tradicional como el gazpacho, espárragos trigueros con huevo cuajado, migas, escarolas con pimiento molido, cocido con tagarminas, potaje de chícharos... En los postres, de clara influencia árabe, destacan la torta inglesa, los bollos de aceite, el arroz con leche, las torrijas bañadas de vino dulce y miel y las tortas de almendra.
Palacios y casas señoriales
 Regreso a la Plaza de San Fernando en busca de la calle Martín López donde se acumulan los palacios, iglesias principales, cuyas fachadas apenas si dejan espacio para descubrir arriba el cielo azul entre señoriales balcones, ventanales y escudos nobiliarios en piedra. En el número 39 se encuentra uno de los restos de mayor abolengo de la ciudad: la Casa-Palacio de los Aguilar, un edificio del siglo XVII que durante mucho tiempo fue sede del Ayuntamiento y que conserva una bella fachada con balcón, columnas jónicas.
Frente a ella se encuentran la Iglesia de Santa María a un lado y el Palacio de los Rueda, al otro. La Iglesia de Santa María de Graciase levantó sobre el solar de la antigua mezquita mayor, de la que se conserva el patio de las abluciones. La estructura tiene de modelo la Catedral de Sevilla con una planta de salón con tres naves de la misma altura y dos laterales constituidas por las capillas entre los contrafuertes. En la llamada Nave del Evangelio está la imagen de la Virgen de Gracia, obra anónima del año 1300 y que representa a la patrona de la ciudad. En su interior acoge una exposicion del patrimonio histórico y artístico en cinco salas, donde se exponen piezas de orfebrería de los siglos del XIV al XIX, imaginería y pinturas, destacando el cuadro el apostolado de Zurbarán. También se exponen la espada de Iñigo de Loyola y el Fuero otorgado a Carmona por Fernando III.

Muy cerca se encuentra también, en el nº 1 de la calle San Ildefonso, el Palacio del Marqués de las Torres, del siglo XVI (Museo de la Ciudad de Carmona (www.museociudad.carmona.org). El Museo exhibe en sus salas una síntesis de la historia de Carmona desde sus orígenes a la actualidad. Destacan los restos arqueológicos de su sala romana que certifican el periodo de esplendor que vivió la ciudad, sobre todo a partir del reinado de Augusto. Muestra de ello son las piezas de cerámica, entre las que destacan las cerámicas de mesa rojas, conocidas como terra sigillata, así como los restos de los siglos I y II d.C. de fragmentos de las losas de piedra que pavimentaban las principales calles, basas de columnas y mosaicos. Junto a la iglesia de Santa María de Gracia se encuentra el Convento de clausura de monjas Franciscanas de la orden de Santa Clara, fundado con la autorización del Papa Pío II y bajo la protección de la Duquesa de Arcos. La entrada a la iglesia está compuesta de dos puertas entre las cuales, situada en un nicho, se encuentra la imagen de Santa Clara. La iglesia es de estilo mudéjar y conforma el modelo sevillano de convento con un bellísimo interior. La bella torre mirador es del siglo XVIII.
 
Y junto al convento, la bellísima fachada de ladrillo del Hospital de la Caridad, fundado en 1510 gracias a la protección de Doña Beatriz Pacheco, duquesa de Arcos. Su función principal era atender enfermos de forma gratuita. Sigo mi paseo entre callejuelas que ocultan casas de hermosos patios andaluces encalados de blanco con arcos de herradura y tinajas que sirven de maceteros para jazmines, rosales y geranios. Y casi sin buscarla me encuentro con otra casa-palacio, la de los Dominguez (C/ Domínguez de la Haza s/n). Construído en 1562 sobre el solar de una mezquita cuenta con una portada que integra la torre en el remate de la propia puerta. La iglesia, de planta basilical, es un bello exponente del mudéjar andaluz. En el interior destaca la techumbre de madera de la nave central decorada con motivos heráldicos y escudos pontificales, así como el frontal de azulejos del S. XVI del retablo mayor y la imagen del Cristo de la Amargura de inicios del siglo XVI
 
Ayuntamiento y Parador
Mi paseo me lleva al Ayuntamiento (El Salvador, 2) camino del Parador. El edificio actual del Ayuntamiento fue en su origen colegio de los jesuitas, a quienes también pertenecía la iglesia anexa de El Salvador. Durante el reinado de Carlos III los Jesuitas fueron desposeídos de sus propiedades y el edificio pasó a ser un hospedaje restaurado luego como sede municipal en 1842. Las dependencias del ayuntamiento fueron distribuidas alrededor del claustro del antiguo convento. Tras una prolongada cuesta me encuentro al fin en el punto más alto de la ciudad, el Alcázar del rey Don Pedro I, quien mandó restaurarlo en el siglo XIII. Las ruinas de este Alcázar rodean hoy al Parador Nacional de Turismo Pedro I (C/Alcázar de Arriba s/n. Tel. +34 954 141010. www.parador.es/es/parador-de-carmona).
 
Es hora de comer, el Parador es una buena opción, aunque me inclino por el Mesón Molino de la Romera (C/ Sor Ángela 8, Esquina a Pedro I. Tel. +34 954142000) recomendado por unos lugareños. Ubicado en una antigua almazara árabe (molino de aceite) junto al Parador, también dispone de excelentes vistas. Posee un patio central alrededor del cual está el mesón y su cocina está basada en recetas y platos tradicionales con un toque de renovación de la cocina regional. Sus especialidades son las Chacinas ibéricas y quesos variados del país, Croquetas caseras de perdiz roja de la campiña, Ensalada de Perdiz con Humus al estilo marroquí, Salmorejo al estilo cordobés, gazpacho y ajoblanco, Platos típicos de espinacas y alboronías estilo Carmona, Parrillas de verdura de la huerta, pescados o carne, Rabo de toro, Carrillada de ibérico y el Venado al vino tinto ... Y de postre, dulces de tradición andalusí como los exclusivos del Convento de Sta. Clara elaborados para este establecimiento.
 
Tras la comida busco el Alcázar Puerta de Sevilla desde donde abandonaré la ciudad. El Alcázar se levantó sobre la Puerta de Sevilla para crear un complejo defensivo. Es uno de los ejemplos de más valor de puerta romana en España, formando parte de las murallas que en un tiempo rodearon la ciudad. Posee varios elementos: la Torre del Homenaje que llega hasta la altura del patio y conserva intactos los sillares almohadillados; La Torre del Oro desde donde se puede disfrutar de una bonita panorámica de Carmona, varios salones y el Patio de los Aljibes llamado así porque en el centro del patio hay un aljibe excavado en la roca. Fue restaurado entre 1973 y 1975 y sus dependencias se han habilitado para la celebración de actos culturales y turísticos, y en la actualidad es sede del Centro de Recepción Turística. Abandono Carmona con la sensación de haber realizado un mágico viaje al pasado, pero la ciudad es mucho más. Descúbrela. Te sorprenderá. |