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Leer másEl Reino hachemita no sólo sorprende por mostrar maravillas como la ciudad nabatea de Petra, sino que cuenta con muchas otras posibilidades como la ciudad de Jerash, el Mar Muerto, los wadis o sus fuentes termales
Más allá de Petra, uno de los destinos turísticos favoritos en Jordania es Jerash. A media hora en coche al norte de la capital, Amman, se encuentra esta antigua ciudad grecorromana (Gerasa, en la antigüedad) que ha estado habitada desde hace 6.500 años. Pavimentos y calles adornadas con cientos de columnas, templos elevados, grandes teatros, amplias plazas públicas, mercados, baños y manantiales conforman un conjunto arquitectónico de impactante belleza. Escondida durante siglos bajo la arena, comenzó a ser excavada hace 70 años.
Jerash formó parte de la “Decápolis”, una liga comercial de diez ciudades romanas a través de todo Oriente Próximo. Habitada desde el Neolítico gracias a su riqueza acuífera, cayó en el año 63 a.C. en manos del imperio romano convirtiéndose en una de las diez ciudades más grandes del imperio. Alcanzó su mayor momento de esplendor a principios del siglo III para luego comenzar su declive tras sufrir una serie de invasiones cristianas y musulmanas, seguidas de un terremoto en el año 749.
A las puertas de la ciudad se encuentra el Arco de Adriano, la puerta de tres arcos que conmemora la entrada del emperador Adriano en Jerash en el año 129 d.C. En la villa destacan las arenas del Hipódromo, un grandioso escenario con 245 metros de longitud y 52 de ancho con capacidad para 15.000 espectadores, donde tenían lugar las carreras de caballos. Al final del camino se alza el grandioso Templo de Zeus, construido en el 162 d.C. Al lado se encuentra el Teatro Sur (siglo I), que tuvo una capacidad para 5.000 espectadores y posee una magnífica acústica.
Otra de las rutas dentro de Jerash es la procesión hacia el Templo de Artemis, la diosa patrona de la ciudad. Dejando a un lado la iglesia bizantina del siglo VI que forma parte de la procesión, el visitante no debe perderse el Propylaeum, la puerta de la catedral formada por dos columnas.
Diariamente la compañía teatral “Jerash Heritage Company” realiza una representación de la antigua Roma en el hipódromo de Jerash. El espectáculo presenta a cuarenta y cinco legionarios ataviados con ropajes de la época inmersos en una demostración del ejército romano, con sus técnicas e instrucciones militares. Diez gladiadores que “luchan hasta la muerte” y varias cuadrigas romanas que compiten en una clásica carrera de siete vueltas por el antiguo hipódromo.
La cita cultural con más fama en Jordania es el Festival de Arte y Cultura de Jerash, que se celebra en julio y convierte a esta antigua ciudad romana en un crisol de bailes folclóricos de grupos internacionales y locales, ballet, conciertos, representaciones teatrales, ópera, actuaciones de cantantes populares y venta de artesanía tradicional.
Otro atractivo del país son sus fuentes termales. Jordania cuenta con docenas de ellas repartidas por todo el territorio. Brotan a entre 35ºC y 45ºC y son ricas en minerales como el potasio, el magnesio o el calcio, que ofrecen grandes beneficios para la salud. Las termas más conocidas son las de Hammamat Ma’in, cerca del mar Muerto, con una zona para familias y mujeres sin acompañante. Otras que merecen la pena ser visitadas son las de Hammamat Burbita, Hammamat Afra y las de Al-Himma.
Para los que disfrutan realizando excursiones por la naturaleza, Jordania es un destino ideal, gracias a la belleza y variedad de sus paisajes y orografía. Los ‘wadis’ o valles jordanos son muy propicios para disfrutar de esta práctica entre marzo y octubre. En Wadi Numeirah se puede realizar una ruta de diez kilómetros que parte de la cueva de Lot, sobrino de Abraham, donde la Biblia dice que vivió con sus hijos tras escapar de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Esta ruta enlaza con un desfiladero salpicado de pozas y cascadas, y luego se accede al ‘wadi’ superior a través de una escalera de cuerda de 1,5 kilómetros de longitud.
“Inmenso, solitario... como tocado por la mano de Dios”, así lo describe Lawrence de Arabia. También conocido como el “Valle de la Luna”, el desierto de Wadi Rum está enmarcado por majestuosas montañas definidas por el viento y un espectáculo de dunas con tonalidades de rojos, amarillos y naranjas. La serenidad y el silencio hacen de este entorno un lugar increíble. Y también lo es por su riqueza natural: el ecosistema de Wadi Rum cuenta con una gran cantidad de tipos de plantas raras y endémicas (en primavera llegan a florecer cientos de especies silvestres), mientras que entre las 120 especies de aves registradas en esta zona se incluyen el buitre Leonado, el cuervo de cola abanico, el águila de Bonelli y el cárabo de Hume. Además, existen investigaciones que demuestran la existencia de especies animales como el lobo gris, el zorro Blandford, el gato de las arenas y la cabra montesa.
A la naturaleza le debe Wadi Rum su atractivo para el turismo. Los que buscan emociones fuertes encuentran en sus montañas un lugar ideal para practicar escalada, con ascensos de paredes verticales que pueden llegar a los 900 metros y laberintos de rocas monolíticas que alcanzan los 1.750 metros. Pero no todo tiene que ser un reto en Wadi Rum, los viajeros pueden disfrutar también de la serenidad de los espacios vacíos sin límites, explorar cañones y depósitos de agua o admirar los dibujos que adornan las piedras desde hace cuatro mil años, entre otras maravillas del desierto.
Otra opción para explorar Wadi Rum es alquilar un vehículo 4x4 con un conductor-guía en el Centro de Visitantes y recorrer el valle explorando algunos de los lugares más conocidos. También se puede alquilar un camello y un guía, e incluso pasar la noche bajo las estrellas en tiendas de campaña beduinas, disfrutando la gastronomía tradicional y la música árabe con este hospitalario pueblo.
Si bien existen muchas rutas alternativas, una de las excursiones más bellas es acceder al puente de piedra de Burdah, el más alto en Wadi Rum y uno de los arcos naturales más altos del mundo con sus 35 metros, al que se accede a él a través de los Siete Pilares de la Sabiduría. La importancia de este lugar también se debe a que el príncipe Faisal Bin Hussein y Lawrence de Arabia lo eligieron para establecer en él su sede durante la Revolución Árabe contra los otomanos en la Primera Guerra Mundial. Inevitablemente, el desierto de Wadi Rum estará siempre ligado a esta etapa de la historia.
Azraq es una de las muchas reservas naturales con las que cuenta Jordania. La historia geológica de Azraq es muy interesante, ya que fue un inmenso oasis con una compleja red de acuíferos que se alimentaban del área del sur de Siria: sus aguas podían tardar hasta 50 años en llegar a su destino final. El oasis de alrededor tiene unos 60 kilómetros cuadrados de cieno, bajo el que se encuentra una importante concentración de sal. La mejor época para visitar esta reserva es a finales del otoño, en invierno o primavera, cuando las lluvias crean estanques y marismas que acogen a aves estacionales. En primavera las colinas se tiñen de verde, gracias a las lluvias, y florecen las 2.000 especies de flores salvajes de la región.
Otro entorno natural que merece una visita es el área protegida de Áqaba. De gran importancia por su flora y fauna marina, el golfo de Áqaba, situado en el noreste del Mar Rojo, puede presumir de tener el ecosistema de arrecifes de coral más septentrional del mundo. Gracias a la ausencia de tormentas y las corrientes de agua templada, el lugar es ideal para el crecimiento de corales, mientras que los niveles salinos son perfectos para acoger a miles de formas de vida marina. Como resultado, en esta área viven más de 110 especies de corales blandos y 120 especies de corales duros, aunque la larga lista de diversidad natural continúa con las más de mil especies de peces, crustáceos y mamíferos que viven en los arrecifes. Según la estación del año, aquí también se pueden ver tortugas de mar, delfines, manatíes e inofensivos tiburones ballena que visitan estas aguas. Por todos estos motivos, Áqaba ofrece una de las mejores experiencias de buceo del mundo…
Con niños
Jordania no sólo es un destino para aventureros, para amantes de los tratamientos con barro del mar Muerto o para los que disfrutan de los enclaves de historia milenaria. Viajar con niños también es posible en Jordania, donde los atractivos para los mayores son también atracciones entretenidas para los más pequeños, que disfrutarán de las sensaciones de flotar en el mar Muerto o de las posibilidades que ofrece la playa y las piscinas de Áqaba. Aquí los niños pueden practicar actividades náuticas como el buceo en el Mar Rojo y, más al norte, explorar los castillos del desierto, montar en camello en Wadi Rum.
Kenia es una de las experiencias más emocionantes que pueden vivirse. Sus 68 espacios protegidos (Aberdare, Masai Mara, Tsavo...) ocupan 45.000 km2 de vida salvaje y natural. Un paraíso allí donde el hombre dio sus primeros pasos
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