Avila | ||||
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Belleza medieval y delicias gastronómicas de CastillaLa ciudad castellana conserva el encanto de calles y edificios medievales protegidos por su histórica MurallaNo deseo parecer frívolo pero muchos viajeros se acercan hasta Avila, apenas 110 km al noroeste de Madrid, en busca de su maravillosa muralla medieval y de los pasos y el misticismo de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, sin embargo confieso que yo viajé hasta la bella ciudad castellana en busca de su famoso chuletón. Y mereció la pena: el chuletón y la ciudad. Azorín dijo de ella que era "quizá la ciudad más siglo XVI de España" y no seré yo quien se lo discuta. Los 2,5 km de muralla románica que circundan el casco histórico, las decenas de iglesias románicas y góticas, sus numerosos conventos, palacios señoriales y su bella Catedral así lo confirman. Casa de Santa TeresaDe las nueve puertas que posee la muralla (del Alcázar, de la Catedral, San Vicente, Arco del Mariscal, Arco del Carmen, la de la Mala Dicha, del Rastro, del Puente) paso al interior por la Puerta de la Santa o de Montenegro, por la que se accede a la Casa de Santa Teresa. Los carmelitas descalzos adquirieron en el siglo XVI esta casa donde nació Santa Teresapara edificar en ella una iglesia y un convento. La iglesia es barroca y en su fachada destaca un triple pórtico formado por arcos de medio punto y los escudos de los Cepeda y Ahumada, los de la Orden carmelita y el del Conde Duque de Olivares que apoyó la obra. Toda la iglesia se eleva sobre una cripta abovedada donde se ha instalado un museo sobre la vida y la obra de Teresa de Jesús. En el interior sobresale el conjunto escultórico formado por retablos e imágenes, el retablo mayor y las tallas de Cristo atado a la columna y la de Santa Teresa. Enfrente, extramuros, se encuentra el Centro de Interpretación de la Mística (ver Museos) un lugar único en Europa que pretende introducir a los visitantes en el fenómeno místico. No resulta difícil imaginarse a la santa paseando por estas plazas y calles medievales. Asciendo por la calle Madre Soledad dejando a la izquierda el Palacio de los Almarza y ya en la Plaza Corral de Campanas me cruzo con el Monumento a San Juan de la Cruz, el otro gran místico abulense, aunque aquí también nació el controvertido obispo Prisciliano. Desde él puede contemplarse el Torreón de los Guzmanes, hoy sede de la Diputación Provincial y museo (ver museos), en cuyo interior puedes acercarte a la cultura de los vettones, que fueron los primeros pobladores de estas tierras. Su gran Torreón y el patio interior con arcos con rosetas completan esta edificación civil del siglo XVI. Asciendo por la calle Cepedas hasta la bellísima Plazuela del Rastro, junto a la puerta del mismo nombre. Un rincón totalmente medieval formado por el Mesón del Rastro, con balcones, rejas y faroles de forja, y en frente el lateral del Palacio de los Dávila con bellas ventanas y puertas ojivales que aligeran la fachada de piedra. La fachada principal da a la Plaza Pedro Dávila frente a una gran cruz de piedra. Es el mejor ejemplo de palacio medieval que se conserva en Ávila y sus almenas aspilleradas reflejan el carácter defensivo y militar de la construcción. Desafortunadamente no puede visitarse su interior. Plaza del Mercado Chico y CatedralSi continuamos caminando paralelos a la muralla encontraremos la Plaza Teniente Arévalo, la iglesia de San Ignacio y el Palacio Episcopal. No obstante, desde la Plaza Pedro Dávila busco a la izquierda la calle Caballeros, pasando por la iglesia de San Juan, en dirección a la Plaza del Mercado Chico y del Ayuntamiento. Amplia plaza rectangular castellana porticada con piedra y ladrillos rojos y blancos, bajo cuyos soportales se establecen diferentes comercios y restaurantes, y presidida por el granítico edificio consistorial con una torre a ambos lados y un bello reloj con dos campanas que marca las horas de los abulenses. Por la salida a la calle Comuneros de Castilla prosigo mi paseo hasta el moderno Mercado y por la calle Tomás L. Victoria asciendo hasta la Plaza de la Catedral pasando por la bellísima mansión de los Velada hoy convertida en Hotel de cuatro estrellas con un maravilloso patio interior utilizado como restaurante. Según parece en él se alojaron el Emperador Carlos I y su hijo Felipe II. Y un poco más adelante la bella entrada del Palacio del Rey Niño. Enfrente la Catedral. Como sucede en los palacios de Avila, la Catedral tiene una función religiosa y también de fortaleza defensiva al estar junto a la muralla, entre las Puertas de Carnicerías y del Alcázar. De estilo gótico, está dedicada al Salvador y se edificó sobre un templo anterior románico. La parte más antigua data de entre 1160 y 1180. El primer maestro que trabajó fue Fruchel, conocedor de la arquitectura francesa, que ideó el trazado general y fue autor de la original cabecera gótica, construida con una piedra sangrante de tono rojizo que le confiere una gran belleza a los muros. Merece la pena detenerse en el Altar de los Reyes, de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo; en el magnífico coro; capilla mayor; el retablo de Pedro de Berruguete; el claustro y las salas del museo catedralicio donde se conserva la custodia realizada por Juan de Arfe que el día del Corpus recorre las calles deÁvila, un cuadro de El Greco, una bellísima Dolorosa de autor anónimo y varias esculturas románicas de madera de la Virgen. Muy bellas son también sus elevadas y sencillas vidrieras que otorgan una gran luminosidad al templo. El precio de entrada es de 4 euros para los adultos. Al salir de la Catedral me dirijo a la Puerta de Carnicerías donde hay un punto de información y uno de los diferentes accesos de subida a la muralla (con excelentes vistas). La Muralla de Ávila es el mejor ejemplo de arquitectura militar del románico en España y modelo único de la arquitectura medieval europea. Como antes dije, su conservación es excelentes como las panorámicas de extramuros e intramuros. En su construcción los lienzos y cubos se adaptaron al terreno con un altura de 12 metros y tres metros de ancho. Posee dos kilómetros y medio de perímetro, 88 torreones, nueve puertas, tres poternas y una extensión de 33 hectáreas. La Crónica de la Población de Ávila situaba su construcción en el año 1090 y señalaba a Casandro y a Florín de Pituenga maestros de la fábrica; sin embargo, las últimas investigaciones indican que la construcción debió prolongarse durante el siglo XII y que se realizó sobre una muralla anterior. Numerosas casas vecinales están construídas junto a la Muralla y cuentan con patios o jardines, algunos excelentemente cuidados, que llegan hasta sus sólidos muros. Existe un mirador a la salida de la ciudad en dirección a Salamanca desde el que puede contemplarse la muralla en todo su perímetro en lo que parece una visión medieval que apenas ha transformado el paso del tiempo. En ese mismo lugar se encuentra el Hostal Mirador de Avila (Carretera de Salamanca, 19. Tel. +34 920 22 62 65). Paseo por la Muralla tomando panorámicas de extramuros del Centro Municipal de Exposiciones situado junto a la carretera de Madrid y que cuenta con un restaurante con amplia terraza; más al norte fotografio la Ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, la iglesia de San Martín, el Monasterio de la Encarnación (fundado en 1478 y donde Santa Teresa permaneció desde 1537 hasta 1574 y se expone un dibujo realizado por Juan de la Cruz de Cristo en la Cruz) y la iglesia de San Andrés, hasta que a la altura de la Puerta de San Vicente comienzan a llegarme deliciosos olores a horno y a chuletón de ternera. Basílica de San VicenteNo puedo resistir la tentación y desciendo de las almenas en busca del restaurante Las Murallas (ver Restaurantes), de donde proceden tan exquisitos aromas. Tomo mesa y mantel y pido unas patatas revolconas (patatas con torreznos de tocino y pimentón) y un chuletónen su punto (el chuletón es de ternera Avileña, una raza autóctona de ejemplares negros que da excelente carne). Son las dos y media de la tarde y llevo ya tres horas de paseo por Avila. Cuando me lo sirven y tomo el primer bocado siento un placer infinito que debe ser algo similar al éxtasis. Espectacular. El animal merece mi homenaje y por ello decido pedir café, copa de brandy y puro. Como un rey. Tras la comida decido quemar calorías visitando la cercana Basílica de San Vicente, bellísimo templo románico del siglo XII. Construida en el lugar donde la tradición señala fueron martirizados Vicente, Sabina y Cristeta, con planta de cruz latina, tres naves y un crucero. Destacan los capiteles historiados de la capilla mayor, el cenotafio de los santos, en el que se relata la detención, condena y martirio de los santos Vicente, Cristeta y Sabina, la portada occidental y el pasillo central cuyo suelo lo constituyen lápidas de señores fechadas la mayoría en el siglo XVI. Continuo por fuera de la muralla, paralelo a ella, atravesando el Parque de San Vicente, la Puerta de las Carnicerías y la calle San Segundo hasta la amplia Plaza de Santa Teresao del Mercado Grande, frente a la Puerta del Alcázar. Allí se encuentra la Iglesia de San Pedro, también del siglo XII, planta de cruz latina y tres naves, y un gran rosetón en la portada. Vuelvo a atravesar al recinto amurallado para realizar un último paseo y compras imprescindibles en una visita a Avila: las Yemas de Santa Teresa en la Confitería La Flor de Castilla (es el dulce típico de la ciudad a base de yemas de huevo y sólo las de este establecimiento pueden denominarse Yemas de Santa Teresa, el resto de comercios lo venden con el nombre de Yemas de Avila) y judías del Barco de Avila, que encontrarás en numerosos establecimientos. Otros productos gastronómicos típicos de la ciudad son el Hornazo (bollo de pan relleno de chorizo, tocino, lomo y huevo), las mollejas de ternera y el cochinillo cochifrito. Todos deliciosos y muy contundentes. Con las compras realizadas busco el exterior de la Muralla. Es hora de regresar a casa con la impresión de haber visitado una bella ciudad de monumentos inolvidables y una excelsa gastronomía. Spain is different, afortunadamente. |