Bután | ||||
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El Último Sangri LáSu reciente apertura al turismo convierte a Bután en uno de los últimos paraísos perdidos al conservar la cultura tibetana, sus tradiciones centenarias y un maravilloso ecosistema intacto Bután, conocida como la tierra del Dragón del Trueno, es una pequeña y montañosa nación del sur de Asia situada en el Himalaya, entre India y China. El país está gobernado por una monarquía parlamentaria cuya cabeza visible es un rey que lo rige por el maravilloso lema de la Felicidad Interna Bruta. El slogan lo acuñó Jigme Singye Wangchuck, el anterior monarca, y está basado en la filosofía budista que define la felicidad como un bienestar que brota de la unión física y espiritual. Los principales valores de la cultura butanesa se resumen en tres: felicidad, igualdad de género y preservación medioambiental. En 2004 prohibió fumar en todo el reino y a través de La Bhutam Tourism Corporation el gobierno trata de limitar el contacto entre los extranjeros y su escasa población (entre las 800.000 y los 2 millones de habitantes según las fuentes). El ingreso de visitantes extranjeros fue autorizado en la década de los 70 y hoy en día sigue siendo muy restringido, ya que ha de ser obligatoriamente en el marco de viajes organizados y existe una tarifa diaria para los turistas. La moneda del país es el ngultrum, que tiene el mismo valor que la rupia india. Templos budistas y naturaleza virgenSu legendario aislamiento, escasa población e inaccesible geografía han conservado un ecosistema cuyo 65 por ciento está cubierto por bosques y donde subsisten raras especies animales en peligro de extinción como el panda rojo, el leopardo de las nieveso el langur dorado. El 20 por ciento de su superficie está protegida, destacando Jigme Dorji, que comprende casi toda el área fronteriza con China, el Parque Nacional Raga, la Montaña Negra, Thumsing La y Royal Manas. El templo sagrado de Taktshang o Nido del Tigre es una visita obligada. Data de finales del siglo XVII y su ubicación espectacular colgado de una montaña lo convierten en un monumento único por la belleza y espiritualidad del lugar. Otros lugares destacados son el Dzong de Punakha, representativo de la arquitectura de Bután; el Valle de Haa, con preciosas ermitas construidas en la roca o la ruta del Sendero de Druk. Paisajes y templos donde el tiempo parece haberse detenido y la paz reina sobre todas las cosas.
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